Casi siempre muestro la meta,
pero no retrato el camino.
Enseño el objetivo alcanzado,
el más o menos premio logrado,
pero no suelo ilustrar esos otros momentos,
que quedan en el archivo emocional.
Casi siempre muestro la meta,
pero no retrato el camino.
Enseño el objetivo alcanzado,
el más o menos premio logrado,
pero no suelo ilustrar esos otros momentos,
que quedan en el archivo emocional.
«Le dije que se escondiera que la quería encontrar.
Y respondió con una sonrisa traviesa
dibujada en mis labios.»
Días atrás hablábamos de los momentos previos a la tempestad.
De ese conjunto de sensaciones, miedos, incertidumbres y carga de exigencia en las que nos movíamos.
Ahora toca centrarnos en esa otra fase y momento de la aventura, que viene justo despues.
En esa calma que llega una vez ha pasado la tormenta.
En ese momento de tranquilidad y satisfacción después de hacer un buen trabajo, y conseguido lograr tus objetivos y propósitos.
Cuando has tenido éxito y esa meta que te habías encomendado la has sabido llevar a cabo.
O en el peor de los casos no ha salido todo como te hubiera gustado por ser un mal día o ir demasiado condicionado por autoexigencia y propósito; pero sabes que ya todo paso, que ya va llegando a su fin la aventura de ese día.
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En el animo de La parada del Stormchaser, siempre se encuentra presente la superación e intentar hacerlo mejor. De subir un escalón respecto a lo hecho y mostrado anteriormente.
No siempre se logra, no se dispone del mismo material para trabajar, no se presenta y predispone igual la creatividad necesaria.
Detrás de este nuevo vídeo hay mucho de ese animo por llegar al limite e intentar superarlo, no para simplemente cruzar una meta sino para poder colocar la siguiente, y desvelar el camino para dar el nuevo paso.
Este vídeo es un especial, la primera parte; y me siento especialmente orgulloso de él.
Espero lo disfruten, y les guste.